En Miciudadreal.es ayer os estuvimos contando minuto a minuto lo que estuvo pasando en el debate de las Cortes de Castilla-La Mancha. En ese debate os contábamos una intensa batalla entre Leandro Esteban (PP) y Josele Caballero (PSOE) al hilo de las supuestas amenazas que la Junta realiza a los medios de comunicación que se separan de su lado. Leandro Esteban puso nombre y apellidos a las víctimas de esas supuestas amenazas y se refirió a la directora de la revista Ecos.

Hoy, Mar G. Illán, directora de la revista, ha confirmado la existencia de estas amenazas con un artículo titulado 'Llegaron las represalias' que reproducimos a continuación:

Nos había sorprendido que después de varios artículos críticos con la forma en la que el Gobierno regional plantea el aval de 140 millones de euros al aeropuerto de Ciudad Real no hubiéramos recibido ningún “toque” ni “recadito” alguno. ¿Habrán cambiado las cosas?, pensamos ingenuamente. Pues no. Lamentablemente todo sigue igual. Las represalias han llegado y ECOS ha sido castigada sin publicidad de la Junta, que es la manera en la que la directora general de Comunicación, Mercedes Pastor, resuelve sus discrepancias con la línea informativa de los medios cuando algo no la gusta.

Nos dicen que no es la única responsable, sino que la decisión es reflexionada y compartida por los responsables de Comunicación en el Ejecutivo y en el partido. Pues peor aún. Lamentamos profundamente que personas con más cabeza se hayan puesto al mismo nivel.

Reflexionada o no, unilateral o compartida, la decisión de castigar a un medio periodístico por lo que opina es una cacicada. Y los que hacen cacicadas son caciques. Reflexionando o no. Solos o en compañía. Y, además, no es verdad que ni en el Gobierno ni en el partido se comparta esa manera de actuar, más bien se sufre y se soporta unas veces más en silencio que otras.

Ni somos el primero ni el único ni probablemente el último medio de comunicación de Castilla-La Mancha víctima de este atropello a la libertad de expresión, comportamiento impropio de un cargo público en un país democrático. Una política sectaria que la directora general de Comunicación practica como si fuera un juego (parece ser que ahora un juego compartido). Semana a semana dicta su tocado, hundido o agua como una sentencia irrecurrible sobre los medios o los periodistas que han osado escribir algo que la molesta.

Incapaz de organizar una política de comunicación solvente y escondida tras sus dos directores generales, a quienes les toca lidiar y dar la cara cuando hay que comunicar algún asunto desagradable, Mercedes Pastor no suele dar las malas noticias. Editores, directores y periodistas de todas las provincias, de medios públicos y privados, guardan un rosario de quejas y ultrajes que son la orden del día en las conversaciones que intercambiamos. Pero nada.

En el Gobierno y en el Partido Socialista son muchos los que vienen quejándose y lamentando esta situación, criticando la política de comunicación que deja tantas veces desnudo y a la intemperie al presidente.

Insisto, son muchos y desde hace mucho tiempo los que en el Gobierno y en el PSOE procuran con sus buenos oficios y experiencia sofocar los ánimos para que la sangre no llegue al río y el daño no repercuta en el presidente.

Pero mientras muchos socialistas, muchísimos, se dejan la piel en medio de la tormenta económica y política que les aflije y amenaza sus resultados electorales, otros, como la directora general de Comunicación, porque ella es la directamente competente aunque ahora tenga nuevos aliados, se entretienen jugando a castigar a los que ellos consideran malos. A ser posible a los más débiles. Mejor si es en el peor momento. Y, por supuesto, sin aviso previo ni escuchar los argumentos ajenos.

En ECOS ni vamos a dejar de escribir ni de dar nuestra opinión sobre lo que nos parecen los asuntos que afectan a esta tierra, ni cuando gustan ni cuando no. Y que nadie piense que vamos a acudir de rodillas a pedir limosna. Ni nos asustamos. El periodismo es nuestro oficio y, no lo olviden, nuestra vida. La libertad de expresión nuestra bandera. Y tenemos claro que si hay que morir, mejor de pie que de rodillas. Porque sólo nos dicta nuestra conciencia, no las de los demás. Sean quienes sean. Guste o no.

¡Cuántos compañeros se reconocerán en estas líneas! Pues basta ya de silencios.

¡No hay derecho!

Es inadmisible. Es insoportable. Es impresentable. Es...