En este mundo en que vivimos, en que los cambios son constantes y se producen más rápido de lo que creemos, conviene pararse cada equis tiempo y comprobar si los conceptos que tradicionalmente hemos asimilado siguen vigentes o hay que cambiarlos. Y si nos parásemos ahora mismo, veríamos que el panorama es muy distinto al que cabe esperar. O al menos, es eso lo que nos hacen pensar.

Resulta que vivimos en un país en el que el PSOE favorece a los empresarios, con lo que el PP se autodenomina el partido de los trabajadores. Al mismo tiempo, los trabajadores por cuenta ajena y privada tiemblan ante los datos del paro y se quedan rezando en casa, mientras que son los funcionarios los que salen a invadir las calles con sus protestas. Los sindicatos se mantienen en una indignante pasividad y se convierten en los más mansos del corral, mientras que los empresarios han dejado de tener miedo de soltar públicamente sus propuestas medievales y campan a sus anchas pidiendo medidas como el despido libre sin que nadie les diga nada.

En Castilla-La Mancha, más concretamente, nos encontramos con que el PSOE protege de forma inexpugnable a unos empresarios aprovechados y especuladores, mientras que es el PP el que propone expropiaciones de acciones y se pregunta por qué carajo tenemos que conceder plusvalías a empresarios que han demostrado una gestión más que nefasta. Hace pocos días, en una rueda de prensa, un periodista de la COPE preguntaba a un político del PSOE por unas declaraciones de un miembro de Izquierda Unida. En este nuevo universo paralelo, un periodista de la COPE no pregunta a un socialista por las declaraciones de alguien del PP, sino por las de alguien de Izquierda Unida. Quizá este cambio de roles entre la derecha convencional y la izquierda convencional hace que uno se líe hasta tal punto que prefiera escuchar a partidos pequeños que quizá (y sólo quizá) tengan algo interesante que decir. Quizá en este cambio de roles, un joven de izquierdas se encuentre defendiendo al PP, o un joven de derechas se descubra diciendo que las medidas del PSOE no están tan mal.

Por el momento, y mientras siga durando todo este lío, yo que ustedes revisaría los conceptos tradicionales de la política. Y vayan reformulándose la pregunta de si son de izquierdas o de derechas, no sea que se hayan cambiado de lado sin darse cuenta. Yo, por lo menos, ya no tengo ni idea.