Leire Pajín, la mujer de la Power Balance y de los acontecimientos históricos planetarios, ya es ministra. Y de Sanidad, nada menos. A partir de ahora sería esperable que los nuevos consejos de ministros se celebren con velas negras alrededor para eliminar el negativismo, potenciar la energía positiva y ahuyentar los malos espíritus.
Lo cierto es que este tipo de cosas, aunque indignantes, deberían dejar de sorprendernos, sobre todo si tenemos en cuenta que vivimos en un país en el que los presidentes de Gobierno y los ministros juraban hasta hace muy poco su cargo ante un ser imaginario (ahora no lo juran, sino que lo prometen, pero el crucifijo sigue ahí). (No me extraña que luego hagan lo que les dé la gana, ya que un juramento de este tipo no vale absolutamente nada).
He de reconocer que meterse con la religión es relativamente fácil y cómodo. Y es que, aunque algunos se empeñen en sentirse agredidos, si tenemos en cuenta la agresividad con que la Iglesia trata a diario tanto a los que son fieles como -sobre todo- a los que no lo son, meterse con los asuntos religiosos, lejos de ser un ataque, prácticamente pasa a ser un ejercicio de la más legítima defensa. Las intromisiones en la vida privada de la gente, las ansias por aplastar a la ciencia, la soberbia con que atacan las decisiones políticas... el terrorismo verbal que ejerce la Iglesia a diario hace que uno no se puede sentir culpable cuando se descojona de alguien que está convencido de que un señor todopoderoso (no como Carles Fabra, sino más aún) le vigila desde el cielo y le va a dar una vida mujer tras su muerte.
Sin embargo, casi más peligrosa que la religión es la pseudociencia, una disciplina mediante la que un imbécil una persona puede ponerse una Power Balance y quedarse tan ancha pensando que esa pulsera (que en el mejor de los casos le habrá costado 20 euros) le va a equilibrar sus dos o tres neuronas. Lo malo de la pseudociencia es que es imposible meterse con ella sin sentirte mal. Y es que, por suerte, ningún portador de una Power Balance va a atreverse a argumentar de forma científica los beneficios de su pulsera. Si se empeñasen en venderte a toda costa los milagros del produto, como hacen los creyentes, todo sería más fácil y te sentirías más que autorizado para reírte en su cara o mandarle a la mierda directamente.
Pero no te lo ponen tan fácil, maldita sea. Los discípulos de la pseudociencia, colmados del optimismo que su placebo les proporciona, siempre te van a responder con una sonrisa en la cara y con cierto -aunque simpático- sonrojo. "Ya, si estas cosas no sirven para nada [dicen riéndose], pero oye, por si acaso". "¿Y si funciona?". "Ya, claro, si esto no es real, pero bueno, me gusta, jeje". Y claro: ¿cómo te vas a meter con un tío que, pese a gastarse el dinero en hacer rico a un estafador, reconoce su culpa y se autoflagela a la vez que te regala la mejor de sus sonrisas? Si lo criticas, estás condenado a sentirte mal. (De hecho, no sé la de veces que he editado ya este artículo para evitar calificativos que puedan herir la sensibilidad de un powerbalancero.)
Y es que así se vende la pseudociencia: como algo curioso y entretenido. Que sí, que es un timo, pero oye, que no hacemos daño a nadie. Y en eso se equivocan. En primer lugar, porque al adquirir ese tipo de productos estamos ayudando a que un miserable estafador que nos toma por imbéciles se forre. En segundo lugar, porque eliminamos de nuestro cerebro el sentido crítico, comprándonos la primera sandez que alguien nos quiera vender. En tercer lugar, porque, de forma amistosa y con una sonrisa en la boca, vamos contribuyendo lentamente a que los placebos pseudocientíficos vayan tomando posiciones en nuestra vida cotidiana en perjuicio de la ciencia real. Y en tercer lugar, porque de forma aparentemente inofensiva, los investigadores de nuestro país se mueren del asco con eternos recortes que no son ajenos al hecho de que nuestra vida esté dominada por las pulseras milagrosas, las piedras magnéticas o los relojes iónicos.
Así que ya sabes: si quieres saber qué tal estás de salud, déjate de médicos y mírate la raya de la vida en la mano. Si estás pasando una mala racha, coloca unos inciensos en la habitación y abre la ventana para que se marche la energía negativa. Si no sabes si le gustas a esa persona, míralo en tu horóscopo. Y si quieres saber quién va a ganar las elecciones, haz la tabla de la Ouija.
¡Viva la ciencia!
P.D.: No todo va a ser malo. A Leire Pajín tenemos que reconocerle un mérito: ha sido la única persona en el mundo capaz de conseguir que Esperanza Aguirre se descojone de forma sincera.
P.D.2: El montaje de la foto de arriba es de Luis Alfonso Gámez. La viñeta, del sublime JR Mora.
Quinografía (2023)
Hace 5 horas
10 Comentarios en Estupidez 1 - 0 Ciencia
Siempre cargando contra alguien...ahora tambien contra los que llevan pulseritas...y luego son los creyentes los intolerantes...
Jajajjajajja, venga coño, que llevar esa pulserita de la que es la primera vez que oigo hablar es como si la ministra de sanidad reconoce que va al hechicero joder. De todas formas aquí pasa una cosa y es que todos los que creen que un tio (un dios) está en todas partes y nos vigila (para que no pequemos, no hagamos el amor, no nos toquemos, etc....) y tiene un representante en la tierra que viste de blanco con un vestido largo (el Papa) que es el que decide cómo se debe adorar a la divinidad.......
Desde luego, lo que hay que ver.....
http://ujce-ciudadreal.blogspot.com/2010/10/una-hermandad-de-ciudad-real-hace.html
Me encanta la gente de izquierdas que escribe en su blog y para criticar a la izquierda y que no le tomen por facha mete a la iglesia o a Aznar con calzador.
En fin, este país es así de triste.
Joder Otto, parece mentira que estudiases en un colegio de monjas.
Una pequeña corrección: todos los nuevos ministros han prometido su cargo, no lo han jurado ante un ser invisible. En la práctica, servirá para lo mismo, es decir, para nada, pero por lo menos nos evitamos el bochorno de los rituales de la secta católica.
Corrijo: Es cierto, acabo de ver la ceremonia y han prometido, no jurado. Pero el crucifijo seguía ahí :S
(De todos modos, voy a editar)
por estas razones tengo a esta columna recortada y pegada al lado de mi escritorio, me calma un poco http://blogs.publico.es/ciencias/general/978/la-ciencia-atacada/
(+ acabo de ver la cabecera del blog, me muero)
Lo peor no es que el crucifijo esté ahí, sino los 5.000 millones de euros anuales que se lleva la Iglesia (secta) Católica todos los años. Con eso se resuelve la crisis de un mogollón de personal. Es más, mucha gente ya tiene resuelta la crisis. Son los pijales que gobiernan el psoe y sobre todo el pp. Para ellos soltarle pasta a la Iglesia es una forma de garantizar que la gente sigue siendo gilipollas y se le puede hacer lo que el gobierno quiera.
No es la única forma. En plena crisis, con 4 millones de parados, se hace el barco más grande y más caro de la armada: http://www.informativos.telecinco.es/armada/barco/reyes/inauguracion/dn_63009.htm
El gobierno comprueba al mirar por la ventana y ver que no hay barricadas que la gente sigue siendo gilipollas.
Los 5.000 millones de la Iglesia son el tributo anual, una cantidad fija que el estado gasta para comprobar, con independencia de la imaginación del ejecutivo, que la gente continua siendo gilipollas.
Esta mujer da risa
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