César Antonio Molina, ex director del Instituto Cervantes y actual ministro de Cultura, no para de hacer amigos. Hablamos de un hombre que en apenas un mes de mandato ha provocado la destitución de Rosa Regás, directora de la Biblioteca Nacional, a la que le dijo que "no había hecho nada" durante su gestión. Además, lejos de intentar guardar estabilidad dentro de su ministerio, Molina ha seguido arremetiendo contra Regás, a la que acuso de desidia tras varios robos en la Biblioteca Nacional.

Apenas unos días después nuestro afamado ministro se anima a acelerar la puesta en marcha de la Ley del Cine (de la que por ahora no voy a comentar nada porque, sinceramente, no tengo demasiada idea).

La última de este señor, que desde luego no pretende pasar desapercibido (algo que puede ser tan bueno como malo), es que quiere cambiar la actual Ley de Propiedad Intelectual por otra más "justa y equilibrada". Molina habla de restablecer una "compensación justa y equilibrada" por el límite de copia privada y asegura que ya hay una propuesta sobre la mesa acerca del canon digital. Este hombre no debe saber que el debate no es cuánto se debe pagar en concepto de canon, sino si debe o no existir tal canon, pero se ve que él ya ha dado la espalda a este segundo debate.

Veremos cuál será la próxima gracia de este señor. Viendo su afán de protagonismo, seguro que ésta no tardará demasiado en llegar.