Alejandro Sanz ha cambiado el discurso. Al menos eso se desprende de la entrevista que ha concedido recientemente a La Vanguardia. David Bravo nos resume la entrevista en tres interesantes preguntas:

- Usted ha sido crítico sobre la coyuntura musical española. Denunció la piratería, cuestionó la industria, vaticinó el final de un modelo; ¿cuál es su diagnóstico actual?

- En España lo que no falta es creatividad, que la hay y por un tubo. Lo que sí ha fallado, de manera muy grave y con poca capacidad de reacción, es la industria discográfica. Lo de la crisis musical, que es cierta para la mayoría de músicos, no tiene que ver tanto con fenómenos como la piratería sino con que los que durante años han vivido como mariscales no se han enterado de qué va la película.

- Se refiere a las multinacionales, ¿no?

- La gran industria discográfica española se ha devorado a sí misma, y eso suele pasar cuando hay más avaricia que talento y amor al arte. Quienes decidían se dedicaban a pulirse unos presupuestos brutales con promociones absurdas y gastos inconfesables; todo menos invertir en producto nuevo, todo menos arriesgarse. Y eso coincide en un momento en que el modelo del negocio va cambiando radicalmente y los hábitos de consumo ya no tienen nada que ver con los del pasado. Me da la sensación de que todos esos grandes ejecutivos jamás tuvieron una relación directa con el consumidor, no tenían ni idea de lo que la gente quería.

- ¿Ve algún cambio de actitud?

- Creo que aún queda mucho por hacer en las grandes discográficas de este país. Ahora mismo se sigue sustituyendo a los responsables artísticos por simples gestores, todavía no apuestan decididamente por el talento y se conforman con lanzar un producto fácil, barato y sin ningún interés, como recopilaciones, enésimos grandes éxitos y cosas por el estilo".