Que no se lean libros en España no significa que los españoles hayan dejado de leer. De hecho, me atrevería a decir que los jóvenes de hoy leen y escriben mucho más que los de antes, aunque en distinto formato: la letra impresa se ha transformado en mensajes sms, correos electrónicos, Messenger, páginas web, o blogs. Ahora los grupos de amigos, en lugar de llamarse por teléfono, se reúnen en chats. Se leen y se escriben durante horas. Gracias a las bitácoras, los chavales han pasado de escribir una vez al mes en su diario (escondido bajo el colchón con siete llaves) a compartir sus sentimientos con cientos, miles de desconocidos de cualquier parte del mundo. Han aprendido a globalizar su mundo interior y, en definitiva, han mejorado su capacidad de expresión escrita sin apenas darse cuenta.

Así pues, todo apunta a que el futuro de la literatura, o del humanismo, está en los blogs. No me extrañaría que la próxima revolución del pensamiento, o el siguiente gran paso para la humanidad, naciera a partir de una bitácora.


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