Hace unos días el Gran Wyoming comentaba su presencia en un debate de periodistas en el que se planteaba dónde estaba la verdad y lo difícil que es entender la realidad porque cada medio dice una cosa diferente. Algunos decían que la verdad es un concepto dogmático, que todo es muy subjetivo, mientras Wyoming zanjó muy oportunamente la discusión diciendo: “Bastaría con no mentir”.

El debate en torno al 11-M y la acusación de 400 asesinatos a los médicos del hospital de Leganés han sido dos ejemplos de mentiras espectaculares en las que además de la participación de sectores políticos, los medios han tenido un papel y una complicidad fundamental. Recuerdo cómo durante la huelga de hambre del etarra De Juana Chaos, un periódico informaba de su débil estado de salud y otro afirmaba que estaba comiendo jamón y acostándose con su novia en la cama del hospital. Muchos ciudadanos nos quedamos sin saber quién de los dos mentía y, por tanto, sin poder valorar si las medidas adoptadas por el Gobierno argumentadas para preservar su vida eran oportunas o no, algo intolerable en una sociedad democrática que debe garantizar el derecho ciudadano a la información. (...) Las mentiras en nuestros medios de comunicación son constantes y, lo que es peor, impunes.


Más en el blog de Pascual Serrano.