Intégrate, coño
En campaña electoral se ven y se oyen unas cosas que a uno nunca dejan de sorprenderle. Seguro que todos conocéis grosso modo el contrato de integración que Rajoy pretende hacer firmar a los inmigrantes si gana el 9 de marzo. El contratito en cuestión pretende obligar a los que lleguen a España a "cumplir las leyes, aprender la lengua y respetar las costumbres de los españoles", entre otras cuestiones.
Esta propuesta tiene dos puntos clave bien diferenciados. El primero de ellos es bastante absurdo: cumplir las leyes españolas. Y es que oigan, no tenía yo ni idea de que a día de hoy el hecho de ser inmigrante en España te otorga el lujazo de hacer de tu capa un sayo y saltarte a la torera las leyes españolas; ¡así da gusto inmigrar! Las palabras de Rajoy en este aspecto no constituyen, en mi opinión, más que palabrería barata llena de términos vacíos y superfluos: ¿acaso está diciendo algo nuevo? ¿acaso los inmigrantes no saben cuando vienen que tienen que cumplir las leyes españolas? he de decirle, señor Rajoy, que quizá los países de origen de estos inmigrantes no son tan maravillosos y desarrollados como el nuestro, pero el concepto de ley también existe en sus países (fíjese usted qué cosas) y les suena de algo.
Luego hay otro punto un poco más peligroso: respetar y adaptarse a las leyes españolas. Lo de respetar, nuevamente, suena bastante vacío, ya que no especifica qué se entiende por respetar: ¿se refiere quizás a aceptar? en ese caso, creo recordar que ni los propios españoles aceptamos algunas de las costumbres de nuestros vecinos, pero no les quemamos la casa por ello. Lo peligroso de todo esto están en "adaptarse a las costumbres españolas", y esto es particularmente peligroso e inquietante ya que los inmigrantes que no cumplan estos contratos serán repatriados. ¿Qué entendemos por "adaptarse a las costumbres españolas"? Porque si por ello entendemos ir a misa los domingos, comer jamón serrano e ir a los toros, a mí ya me pueden ir repatriando a donde quiera que sea, mireusté.
Si nos ponemos a pensar bien, en el mejor de los casos podemos pensar que lo que pasa es que el señor Rajoy no se atrevía a decir claramente a los inmigrantes que aquí no pueden tener más de una mujer, que no les vamos a dejar llevar velo o que tampoco se puede practicar la ablación. ¿Habrá querido decir eso? en tal caso, podría haberse ahorrado, de nuevo, tanta palabrería, ya que nuestro código civil no contempla la poligamia, nuestro código penal persigue y castiga durísimamente la mutilación genital femenina y, por lo general, en los centros públicos no se permite llevar gorras, sombreros o similares, entre los que se encontraría el velo musulmán, una prohibición, por cierto, que contrasta con la libertad de culto que proclama nuestra constitución.
Como digo, me estoy poniendo en el mejor de los casos. En el peor, estaríamos ante una medida con el claro "tufillo xenófobo" al que se refería Rubalcaba. ¿Qué pretende Rajoy con eso de que los inmigrantes se tengan que adaptar a las costumbres españolas? ¿que cambien las suyas? ¿que ya que les hemos hecho el favor de dejarles entrar en España hagan ellos el favor de vestirse como Dios manda? ¿que si trabajan de camareros se guarden ese estúpido acento moro o sudaca y en vez de llamarte educadamente "señor" te llamen "jefe" y en vez de decir "enseguida" digan "marchando una de bravas"?
En cualquier caso, ayer estuve entrevistando a algunos inmigrantes para ver qué les parecía este 'contrato de integración' y uno de ellos, que no se mostraba especialmente preocupado, me dio la clave de todo esto: la medida de Rajoy, que no es más que una mala copia del contrato de acogida e integración francés, tan sólo pretende afianzar aún más el voto de todos aquellos cuya mediana fobia hacia lo extranjero es evidente pero que no quieren que se les note demasiado. Por ello, lo maquillan con frasecitas como "si están aquí tienen que integrarse" o "a España no se viene a delinquir". De todos modos, este inmigrante me reconocía que no está preocupado por que Rajoy pueda ganar el 9 de marzo, ya que, como decíamos al principio, todos los 'compromisos' legales de este contrato son leyes que a día de hoy ya existen en España y tampoco se atreverá a prohibir las costumbres extranjeras "sencillamente porque es anticonstitucional, aparte de no tener ningún sentido". ¿Resultado? el contrato de integración "no cambiará absolutamente nada", y los votantes de partidos como Democracia Nacional "se arrepentirán de haber votado a Rajoy, igual que ha pasado con Sarkozy en Francia".
Menos mal que Rajoy no tiene un pelo de tonto y sabe contentar a los grandes xenófobos que habitan en España aun cuando les está metiendo el mayor de los timos para conseguir que le voten.
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