La realidad no puede impedirnos contar una gran historia. De ninguna manera. Si pasamos por ese aro, el de la verdad, el de las fuentes, el de la confirmación de las noticias, estamos perdidos. Los buenos periodistas consideramos que esta vieja premisa ("no dejes que la verdad te estropee un buen reportaje") es una regla de oro. (...)

En 'Espejo Público' tenían en un aeropuerto al padre de Mari Luz, la niña de Huelva desaparecida hace más de un mes. Estaba dispuesto a viajar a Italia. Allí debería comprobar personalmente si la niña que había aparecido en un hospital de ese país era o no su hija. Pero, de pronto, sucedió lo inesperado: se confirmó que no era la niña española, puesto que la italiana tenía otra edad. Además, ya habían localizado a los padres verdaderos.

El padre de Mari Luz, lógicamente, ya no quiso ir a Italia. "Iré a hacer turismo cuando tenga tiempo. Ahora voy a seguir buscando a mi hija", debió pensar el pobre hombre. Los colaboradores del programa de Griso no eran de la misma opinión: "Pero es importante que vayas… Allí os está esperando el equipo del programa y de la televisión italiana". Los especialistas en necrofilia que acompañan a la presentadora sintieron el dolor de la derrota: "¡Qué mala jugada!", dijeron. Y tuvieron que cambiar de tema.


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