Ya estamos con la demagogia. Siempre pasa lo mismo: llega la crisis, y hala, a meterse con los jefes. Leo en un periódico un informe sobre los sueldos de los directivos en España y ya imagino lo que dirán los envidiosos. Que si tal, que si cual. Pues sí, los directivos ganan, de media, 17 veces más que sus empleados. Eso, en promedio. En algunos sitios, como el Banco Santander, un jefazo gana más de tres millones al año, y un empleado, menos de 50.000; o sea, que un jefazo cuesta lo que 63 curritos.
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Los envidiosos de siempre se quejarán, claro. Porque no quieren enterarse de que los directivos se merecen esos sueldos y esos aumentos, y más que hubiera. Algunos no quieren reconocer que el trabajo de ejecutivo en una gran empresa española es uno de los empleos más duros y peligrosos del mundo.
¿Que no? Vamos a demostrarlo. ¿Qué come el currito? Pues lo que echan en la cantina de la empresa, o el menú de ocho euros, o lo que lleva en la tartera, o el bocata. Cosas normales, de toda la vida. El ejecutivo, en cambio, tiene que comer todo el rato en restaurantes caros como El Bulli, el Fabes y demás casas de lujo, exponiéndose a intoxicaciones por metilcelulosa o caviar esferizado con nitrógeno liquido.
Más en el blog de Anatoli.
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