Dando una vuelta por internet me encuentro con un artículo de Agapito Maestre sobre el manido y cargante Manifiesto por la lengua común. Pese a lo cansino que resulta debatir sobre este tema, sí me ha parecido interesante hablar del artículo de Maestre por algunas consideraciones. Y es que el articulista carga contra el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, quien se negó a firmar este manifiesto en nombre de la RAE.

Pues bien, a nuestro afamado articulista le parece "mal, muy mal, rematadamente mal" que el director de la RAE no haya firmado este manifiesto y tachado su excusa de "pésima" y "ridícula". Además, Maestre cree que García de la Concha "debería dimitir, entre otras razones, porque jamás ha denunciado que más de un tercio de la población española no pueda educarse en su propia lengua". Pero nuestro consolidado crítico de lingüistas no se queda ahí, sino que va mucho más allá y se pregunta "¿Quién es políticamente Víctor García de la Concha? (...) ¿Qué podemos esperar los ciudadanos de este individuo que no desea enfrentarse a Rodríguez Zapatero y sus correligionarios en los medios de comunicación? Poco, muy poco, nada (...) No tiene discurso político. No ha hecho acción política alguna digna de mencionarse". Finalmente, Agapito Maestre concluye su artículo agraviando la cobardía de Víctor García de la Concha en comparación con la gallarda valentía de María San Gil (uno se pregunta a cuento de qué aparece aquí y ahora María San Gil) y afirmando que "Víctor García de la Concha no firma el manifiesto porque tiene "jindama". Es incapaz de afrontar el miedo".

Y es que el hecho de que cualquier persona se pueda hacer un blog y contar ahí sus opiniones es algo indiscutiblemente bueno, pero el bloguero en cuestión se arriesga a meter a menudo la pata (servidor el primero). Y, en esta ocasión, Agapito Maestre la ha metido hasta el fondo. En primer lugar, tacha de "pésima" y "ridícula" la "excusa" del director de la RAE, una "excusa" que no es otra que la siguiente: la Academia ha de preocuparse por ofrecer pautas del español, registrar los recursos léxicos de los hablantes y, en general, cuidar el buen uso de la lengua. En ningún caso corresponde a la RAE hablar de educación ni meterse en debates que son total y absolutamente políticos. Lo que pasa es que a día de hoy, a muchas instituciones les resulta harto complicado limitarse a hablar de las competencias que les corresponde, y Agapito Maestre, que escribe en Libertad Digital, debe de estar ya acostumbrado a que la Iglesia se meta en asuntos que para nada le competen. Y claro, cuando este señor se encuentra, por fin, con una institución que se limita a sus exclusivas competencias, la califica de cobarde aun por no meterse en asuntos que ni le van ni le vienen.

No deja de ser curioso que Maestre se pregunte "¿Quién es políticamente Víctor García de la Concha? (...) No tiene discurso político. No ha hecho acción política alguna digna de mencionarse". Y es que, estimado y crítico señor, quizá le convendría saber que precisamente el no constituirse como una personalidad política es una de las obligaciones más absolutas de Víctor García de la Concha y de la propia RAE, que, desde su fundación, tiene como obligatorio compromiso permanecer al margen de toda institución política.

Uno podría pensar que el artículo de Agapito Maestre es simple y llanamente una legítima crítica hacia la Academia. No obstante, hay dos elementos del artículo que desprenden un tufo bastante claro que no sabemos si Maestre querría haber disimulado. En primer lugar, resulta que Víctor García de la Concha es uno de esos individuos "que no desean enfrentarse a Rodríguez Zapatero y sus correligionarios en los medios de comunicación". Y es que aquí no estamos hablando de lengua, señores, no se engañen, aquí estamos hablando de si un señor se atreve a declararle la guerra a un todopoderoso presidente del Gobierno y sus secuaces mediáticos. Por otro lado, ya decíamos antes que no entendemos a qué viene nombrar a María San Gil y comparar la cobardía de García de la Concha con el heroismo de San Gil. En este artículo no entraremos a valorar la valentía o no de San Gil, pero no porque dudemos de ella (que no lo hacemos), sino, simple y llanamente, porque no viene al caso. Es como si hablamos de la subida del precio de la leche en un artículo sobre la Eurocopa (y esto se ha hecho estos días, no crean).

En fin, que a río revuelto y confuso, y cuando el panorama se presente tan difuminado que no sepamos ni qué opinar, optemos por poner a parir al primero que se nos ponga por delante y que nos caiga antipático. Aunque le achaquemos competencias que de ningún modo le corresponden.

P.D.: Por cierto, ya que Agapito Maestre parece tan empeñado en decirle a Víctor García de la Concha lo que tiene que hacer, no estaría de más que Víctor García de la Concha, atendiendo a sus competencias, le dijese a este crítico que el que de la línea 4 de su artículo lleva tilde, del mismo modo que no debería llevarla el que aparece en la primera línea del último párrafo. También convendría que le dijese que en España no existe la Real Academia de la Lengua Española (¿RALE?), sino la Real Academia Española (RAE). Del mismo modo, por Dios, que alguien le diga a Agapito Maestre que en el segundo párrafo de su artículo, al meter una oración de relativo, ha dejado la oración principal sin terminar. Tampoco sabemos muy bien qué pintan esas comillas en el reivindicarse de la tercera línea y en el jindama del último párrafo.

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