En todos los trabajos siempre acabas dándote cuenta de que, en el fondo, tienes más jefes de lo que tú te crees. Tú ves, en principio, al que se supone que es tu jefe, ahí, sentadito en su silla, y te piensas que la cosa no pasa mucho más de ahí. Sin embargo, te das cuenta de que el jefe al que tú ves quizá sea el mejor que te puedas encontrar si te pones a indagar y a intentar descubrir quién mueve verdaderamente tus hilos.

En el periodismo, cómo no, pasa exactamente lo mismo. Uno está acostumbrado a que constructores o agricultores adinerados dirijan su cotarro y muevan sus manos desde la rebotica. También sabe que los políticos andan al acecho y que en cualquier momento se la pueden liar si hace algo que a ellos no les gusta, pero no sabía que pudiesen llegar a tanto.

Cierto día, a servidor se le ocurrió la idea de entrevistar a cierta mujer de cierto presidente de cierta Comunidad Autonóma. Esta cierta mujer digamos que (por poner un ejemplo) podría ser la actual presidenta de la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados, con lo que servidor pensó que estaría bien hacerle una entrevista al hilo del canon digital, la cultura y la propuesta del Ministerio de Cultura de acabar con el P2P en el primer semestre de 2010.

La verdad es que cuando uno planea este tipo de entrevistas luce de fondo una pequeña sonrisa malévola por dos motivos: primero, porque sabe que no le planteará una batalla fácil a su entrevistado; segundo, porque seguramente su entrevistado tenga el título de presidenta de la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados como un bonito adorno y en realidad no tenga ni idea de lo que le están hablando, con lo cual corre un divertidísimo riesgo de hacer el ridículo al conceder la entrevista y, sobre todo, cuando ésta salga finalmente publicada. De modo que un servidor se dispuso a llamar a la jefa de prensa de esta cierta señora para pedirle la entrevista (casi con la seguridad del 'no' por respuesta). No obstante, al comentarle la idea a algún compañero, servidor oyó "yo que tú no lo haría". ¿Los motivos? "Primero, porque ni te va a conceder esa entrevista, porque no sabrá ni de lo que le estás hablando. Segundo, porque si te la concede, cuando hable contigo y se dé cuenta de que no tiene ni idea, va a intentar paralizar la publicación de la entrevista. Tercero, porque si al final no te dice nada y te deja sacarla, en cuanto la vea publicada y vea lo que ha salido, ese mismo día llamará al periódico y tendremos que echarte. Y si esa mujer dice que te pongamos de patitas en la calle, yo no puedo hacer nada para evitarlo por mucho que lo intente".

Da gusto que haya transparencia y uno acabe sabiendo realmente quiénes son sus jefes.

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