Cuando las cosas van mal y la reputación de un lugar o institución no hace más que decaer, qué mejor forma de promoción que comprar algún que otro premio o algún que otro galardón que pueda dar cuenta de las excelencias del lugar que nos acoge.

Y es que no se crean que el Planeta es el único premio que está comprado en este país, que son varios los ejemplos. Por ejemplo, hace unos días el País Vasco ha sido elegido el segundo mejor destino turístico del mundo según Lovely Planet y the Times. Desde aquí nos alegramos inmensamente y felicitamos, llenos de orgullo, a nuestros compañeros vascos, aunque hemos de reconocer que nos habríamos enorgullecido más si nuestros compatriotas no hubiesen pagado por ese premio.

Pero este tipo de casos no son aislados. Si en el País Vasco compraron un premio para revitalizar y aumentar el turismo, hay instituciones que obtienen premios con los que luchan (o intentan luchar) contra su mala imagen. Servidor tiene un ejemplo bastante cercano: muy cerca de aquí, en Puertollano, está el Hospital de Santa Bárbara, un exitoso hospital que cuenta ya con varios premios: en marzo de 2007, la Sociedad Española de Directivos de Atención Primaria (Sedap) premió el modelo de Gerencia Única del Hospital. Pero se ve que este premio no debía de ser suficiente y había que conseguir un golpe de efecto muchísimo mayor. Así, hace apenas unos días nos encontramos con que el Hospital Santa Bárbara de Puertollano... ¡está entre los diez mejores del país! Toma ya, ahí es ná. Este reconocimiento le ha llegado en los premios Best In Class, convocados por Contenidos de Salud, empresa editora de la publicación Gaceta Médica en colaboración con la Cátedra de Innovación y Gestión Sanitaria de la Universidad Rey Juan Carlos.

Por desgracia, estos suculentos premios contrastan con la realidad diaria de un centro que desde que se abrió no ha hecho sino acumular denuncias y polémicas: posibles negligencias, profesionales supuestamente no homologados, historiales clínicos privatizados, relación 'deshumanizada' entre médico y paciente, un alto y sospechoso porcentaje de partos por cesárea, errores de diagnóstico, expedientes abiertos, protestas de los propios trabajadores...

Menudos jamonazos deben de adornar las paredes de la Sedap y de la editorial Contenidos de Salud...

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