El mensaje no puede ser más claro: "Sin el negocio de las palomitas, las salas de cine no podríamos subsistir". Son las tristes y desoladoras palabras de Ángel Martín, director para la zona noroeste de Yelmo Cines, una de las empresas que mayor bien hacen a nuestro cine y que ahora mismo está casi herida de muerte.

A Ángel martín no le preocupa la piratería de películas por parte de los malvados e insensibles internautas, ya que el cine "lleva al menos seis años en crisis". Lo que de verdad preocupa a Ángel Martín es otro problema; un problema que atemoriza cada día a más y más empresas de reproducción de cine, pero ninguna quiere dar la cara y contarlo por lo que les pueda pasar. Hablamos de un tipo de delito (qué digo de delito, de crimen directamente!) mucho más peligroso que la piratería del cine, mucho más peligroso que el eMule, Rapidshare y Vagos.es juntos.

Hablamos de la piratería de palomitas de maíz.

En efecto, condescendientes y alarmados lectores. Lo que de verdad está matando a las salas no es la piratería del cine, sino la piratería de las palomitas. Hasta hace poco, la venta de palomitas originales constituía el principal motivo de negocio y sustento de las salas. Sin embargo, y en orden a la mala fe y a la violación de las leyes vigentes, desde hace un tiempo se viene produciendo una creciente piratería de palomitas de maíz a cargo de maléficos delincuentes que las consumen en su casa previa adquisición en un supermercado, rebajando así considerablemente los costes y dando al traste con la industria palomitera. Los consumidores se escudan en que esas palomitas no son más que una copia privada para consumo propio en sus viviendas, pero que no te engañen: el consumo de estas palomitas supone un fraude y un auténtico delito contra la propiedad intelectual y de venta, que corresponde única y exclusivamente a las salas de cine.

Puede parecer un problema menor, pero lo que estos estafadores te ocultan es que en realidad los autores, los creadores de cultura de este país, reciben una generosa parte de los beneficios derivados de las ventas de palomitas, con lo que si consumes palomitas en cualquier otro sitio que no sea una sala de cine, estás acabando con la cultura y violando la ley vigente.

La cultura te necesita, pero la industria palomitera aún más. No permitas que cuatro ladrones acaben con la cultura gastronómica más antigua de este país. Por la legalidad y por el respeto a la cultura, NO A LA PIRATERÍA DE PALOMITAS DE MAÍZ.

No comas palomitas en casa. CONSUME PALOMITAS DE MAÍZ SÓLO EN EL CINE. La piratería acabará con la industria palomitera.

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