Hace un par de días, Soraya Sáenz de Santamaría concedía una entrevista político-personal a la revista Elle. Una entrevista con partes muy interesantes, como el momento en que la portavoz del PP en el Congreso hace alusión a lo esperpéntico y lo estúpido que resulta que toda España se dedique a criticar y opinar sobre su famoso reportaje en El Mundo cuando tenemos cosas más importantes que resolver.

También es agradable ver el compadreo que se trae con la ministra de Defensa, Carme Chacón, a la que defiende a propósito del famoso smoking que llevó en la celebración de la Pascua Militar, y con la que comparte multitud de opiniones acerca de las sandeces que tienen que aguantar las mujeres que se meten en política.

Sin embargo, lo mejor de la entrevista está por llegar. Y es que Soraya Sáenz de Santamaría, impávida e impertérrita ante los peligros acechantes, se confiesa "mala". Y no sólo se confiesa mala, sino que se siente totalmente cómoda en ese papel, ya que le sale de forma "natural". La portavoz del PP en el Congreso asegura que se inspira en las malas malosas de los cuentos y además le gusta ese papel.

¡De modo que Soraya Sáenz de Santamaría es mala! ¿Y a qué esperaba para decírnoslo? Porque quizá ella lo sabía, pero el resto de humanos estamos casi descojonándonos de la risa viendo a uno de los mayores corderitos del PP asegurando que es una mala de la muerte y una chungaza del carajo.

Y si inspirándose en las malas de los cuentos la cosa le sale así, quizá no debería buscar modelos tan lejos, que los tiene perfectos en su propio partido.

Por cierto, si Soraya Sáenz de Santamaría se inspira en las malísimas de los cuentos y le ha salido así, ¿en quién se inspirará Esperanza Aguirre?