Efectivamente, el Ejecutivo ha facilitado un comunicado de prensa con una relación de iniciativas incluidas en la Estrategia para la Economía Sostenible, de la que el Proyecto de Ley aprobado ayer es la pieza central. Entre estas iniciativas llaman la atención algunas como los Reales Decretos de desarrollo de la Ley Omnibús, que son una vuelta de tuerca más en la liberalización de nuestra economía y de los servicios, cuando han sido precisamente la falta de control y la ausencia de aplicación de criterios de sostenibilidad sobre los mercados los que nos han llevado a la actual crisis económica y financiera. Es decir, más veneno disfrazado de medicina.

Algo parecido se podría plantear de la propuesta de reforma del mercado laboral o de otra iniciativa, la propuesta de reforma del sistema de pensiones, que en el fondo lo que promueven es que los que paguen y sufran las consecuencias de la crisis sean precisamente quienes no son responsables de ella: los trabajadores y trabajadoras.

Pero, más allá de la perplejidad que causa que muchas de estas iniciativas se puedan calificar de sostenibles, lo que llama la atención es la fuerte contradicción existente entre buena parte de las propuestas del Proyecto de Ley y las políticas reales.

Así, por citar sólo algunas de las contradicciones más llamativas, se habla de desarrollar una Ley de fomento de las energías renovables cuando en los últimos años se ha seguido una política de restricción y limitación de un sector, el de las renovables –sobre todo en fotovoltaica–, que estaba en claro auge, generando mucho empleo y aportando claras ventajas ambientales y sociales.

Más en este comunicado de Ecologistas en Acción.