Ser periodista se está poniendo cada día más difícil. Feo, muy feo. Como casi todo, pero este oficio como el que más. A los azotes de la crisis y la tensión por la proximidad electoral se suman comportamientos que supuestamente no tendrían que ver con ninguna de las dos cosas pero que resultan sospechosos e inadmisibles.

Hace unos días un compañero de Ciudad Real, Santos Monroy, publicó en el diario digital miciudadreal.es un artículo crítico con la petición del empresario Domingo Díaz de Mera para que el Ayuntamiento de Ciudad Real cediera los terrenos municipales próximos al Pabellón Quijote Arena con destino a la construcción de un centro privado de alto rendimiento deportivo. Monroy no estaba ni a favor ni en contra de los centros de alto rendimiento ni de su origen público o privado sino que se limitaba a manifestar sus dudas sobre una operación de la que se desconocen muchos datos o, mejor dicho, casi todos. Y con lo que ha llovido en torno a Díaz Mera lo raro sería lo contrario.

Podía haber opinado a favor o en contra (¡faltaría más!), pero es que ni eso. Se limitaba a pedir más información y a manifestar sus dudas ante la carencia de datos. ¿No son dudar y preguntar las esencias de la profesión periodística?

Pues bien, sin comerlo ni beberlo se encontró con que el entrenador del BM Ciudad Real, equipo que preside Díaz de Mera, le llamaba públicamente sinvergüenza y caradura. Y luego abundaron sobre el particular los jugadores del club en un comunicado público. ¿Cómo es posible que unos jugadores de élite como los del BM Ciudad Real, acostumbrados a ser un ejemplo sobre la cancha, un orgullo para el balonmano patrio y una especie de ídolos para los ciudadrealeños se enfanguen en un “partido” que en nada se parece al juego limpio y contra un “rival” con tan pocas oportunidades de ataque y defensa? Un humilde periodista y sus compañeros de un digital modesto que ni siquiera tiene publicidad institucional acusados poco más o menos que de querer cargarse el deporte de élite en la capital manchega y puestos contra la picota pública.

Más en este excelente artículo (en la sección de opinión) de Mar G. Illán (hay que entrar en la sección de opinión y buscar el artículo 'Feo, muy feo'), directora de la revista Ecos (de la que ya hemos hablado por aquí), en apoyo de miciudadreal.es y de nuestro compañero Santos González Monroy.