Nos encontramos ante una noticia algo inquietante. Si leéis el titular de arriba, en principio nos encontramos ante la típica noticia deplorable que sacaría cualquier informativo (como...qué sé yo...el de Antena 3, por poner un ejemplo...) para provocar nuestro más infinito odio hacia la protagonista. Sin embargo, si la leemos más detenidamente quizá los aires sensacionalistas vayan desapareciendo.

Nuestra protagonista es Nicola Cooper, inglesa de 43 años, profesora de primaria (ya ex profesora), quien descubrió que sus hijos adolescentes (no se especifica edad) consumían hachís. Nicola, consumidora ocasional de esta sustancia desde los 18 años, decidió proporcionársela ella misma a sus hijos para evitar que éstos la adquiriesen en la calle y para "alejar a los niños del mundo de las drogas duras y el crimen".

Nicola afirmó que lamentaba haber infringido la ley pero que lo hizo para que sus hijos adolescentes no acudieran a los traficantes. Esta profesora añadió que su decisión "nunca causó ningún tipo de problemas al fin y al cabo" y sentenció asegurando que "hay padres que dan a sus hijos alcohol y tabaco a edades muy tempranas. Yo conozco a mis niños, conozco a mi familia, tenemos una fantástica vida familiar".

Aparte de la ilegalidad del asunto, que es incuestionable, creo que merece la pena recapacitar sobre otros factores (moralidad, sesatez...) de la noticia, cuyo texto extendido podéis leer aquí.