(Foto: Nacho Calonge/EFE)

Bien es cierto que en este blog no se suelen publicar noticias que todo el mundo conozca y hayan salido ya hasta en la sopa (véase la sentencia del 11-M, por ejemplo), pero en este caso me apetecía poner algo.

Y es que, como muchos ya sabréis, Manuel Marín deja la política. Este ciudadrealeño, que durante esta última legislatura fue el presidente del Congreso de los Diputados, anunció esta mañana en Ciudad Real que deja su cargo en el Congreso y que tampoco se presentará como diputado por Ciudad Real a las próximas elecciones.

Con este anuncio se marcha, sin duda, una de las personas más elegantes de la política española de los últimos años (y las personas elegantes no abundan precisamente en la política española). Se marcha la persona que en innumerables ocasiones ha recordado a los diputados que el Congreso no es un corral de gallinas en el que se lucha por ver quién cacarea más alto y durante más tiempo; se marcha la persona que ha recordado a nuestros políticos la (vergonzosa) imagen pública que dan a los ciudadanos. Se marcha una de las personas más imparciales y honestas (pese a quien le pese) que ha desfilado por el Congreso de los Diputados.

Se marcha, por último, una de las personas que ha sabido decir "hasta aquí hemos llegado" en su momento y ha sabido retirarse a tiempo, antes de empezar a degradarse y agarrarse a su puesto político por cuatro duros hasta que le diesen la patada en el culo y saliese escaldado, como hacen muchos otros (y no quiero mirar a nadie).