Todos nos hemos acostumbrado ya a que nuestros políticos, en un tremendo esfuerzo por resultar simpáticos a todo el mundo aunque tengan cara de limón, lucen constantemente una sonrisa forzada.

Lo grave es que en ocasiones se da la circunstancia de que el político se coloca esta sonrisa profidén de serie hasta tal punto que no sabe ni puede desprenderse de ella ni cuando su vida corre verdaderamente peligro.

En la foto observamos cómo varios miembros del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Ciudad Real se preparan, sonrisa mediante, para ser fusilados por el ejército francés.

P.D.: la foto es de Mayte García.

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