A veces, en el Comité Nobel deberían admitir la posibilidad de declarar desierto alguno de sus galardones. La designación del finlandés Matti Ahtisaari como laureado este año con el Nobel de la Paz es una decisión polémica y sin duda más controvertida de lo que se puede esperar del propósito de este premio. De su papel en Namibia no se pueden decir a estas alturas grandes cosas, se trata de un asunto viejo y en el que la comunidad internacional aplicó con probidad ejemplar el derecho internacional que por otro lado es su principal obligación.

En cuanto a su intervención en el conflicto de Banda Ace, se trató de un asunto menor: aquella guerrita de era desconocida para todo el mundo exterior y los contendientes estaban tan agotados de la esterilidad de su lucha, que después de la catástrofe de Tsunami vinieron a pedir a la Unión Europea para que les ayudase a cerrar el negocio.

Más en este artículo de Enrique Serbeto. Visto en Menéame.

Compartir: Agregar a Technorati Agregar a Del.icio.us Agregar a DiggIt! Agregar a Yahoo! Agregar a Google Agregar a Meneame Agregar a Furl Agregar a Reddit Agregar a Magnolia Agregar a Blinklist Agregar a Blogmarks