Sin que sirva de precedente, voy a hablar de política. Y lo voy a hacer dirigiéndome a ti, que tienes un puesto en una organización y también a ti, que ostentas un cargo público en alguna administración. Quiero dirigirme a ti, que militas en un partido, y a ti que trabajas en una ONG o en una fundación. También es para ti, que coordinas un gabinete de prensa, para ti que escribes discursos, para ti que redactas comunicados, para ti que diseñas estrategias. Esto es para ti, que quieres mejorar las cosas y tienes una labor militante. Me dirijo a ti, tú, que has adquirido un compromiso con tu país, con tu pueblo, con tu lengua, con tu clase, con tu género, con tus ideas, contigo, con los demás, con el mundo.Esto es para ti.

Tú ya sabes que la política es importante. Sabes que la política está en todas las cosas y a todos nos afecta. Por eso estás donde estás. Porque es importante. Por eso haces lo que haces cuando podrías hacer otras cosas que probablemente te satisfacen más. Pero haces lo que haces. Porque es importante. Quizá por eso te sientes tan mal cuando escuchas a alguien decir “yo paso de la política”, ¿verdad? Te sientes mal, es normal. Pero, admitámoslo, sabes que lo que esa persona te está diciendo no es que “pasa de la política”. Sabes bien que en realidad lo que te quiere decir es “yo paso de TU política”.

Es normal. Porque tu política es una mierda, y tú lo sabes.

Tienes razón, yo debo ser uno de esos que mucho se queja y poco hace. Debo ser de esos que está cansado de la política tradicional, ese viejo y oxidado barco varado, pero no hace nada para cambiar las cosas. Así que, para intentar remediar eso, hoy voy a hacer algo.

Más en este artículo de Unai Maleski.

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