El terrorismo atraviesa una crisis, de eso no cabe duda. Y su crisis llegó incluso antes que la económica. Cuando en marzo de este año ETA mató con un tiro en la nuca a un concejal sin escolta sabíamos que algo iba mal en la organización. ¿Qué pasa con esos secuestros al estilo de Ortega Lara, que malvivía en un zulo (también llamado minipiso)? ¿Donde quedan las amenazas al Estado español como la que hubo con el asesinato de Miguel Ángel Blanco, cuyo peregrinaje por el monte dio lugar a tantos chistes de humor negro? Y si no lo de Txeroki, que lo han pillado porque el angelico no tenía dinero para currarse una matrícula mejor.

Pero en ETA no acaba la crisis, no crean. La crisis terrorista, como la económica, es global y afecta a todos. Miren si no la mafia italiana: resulta que un tío escribe un libro contando secretos y misterios de la Camorra, lo lleva incluso al cine y gana multitud de premios haciendo famosas las entrañas del mafioseo italiano. ¿Y qué hace la Camorra? ¿Lo asesina? ¿Lo secuestra? ¿Le levanta las uñas de los pies con una palanca, como en el El crimen de Cuenca? ¿Le arranca los pelos del bigote con tenazas? ¿Le cortan una mano en vivo y en directo mientras le escuchan gimotear? ¿Se tiran a su mujer y a su hija delante de él?

No, señores míos, lo que hace la mafía italiana es sacarse unas pelillas vendiendo copias piratas de la peli de este señor y privarle de los sagrados ingresos por derechos de autor. Vamos, no me jodas, que hasta la SGAE lo habría hecho mejor. Además, ¿en qué mundo vive la mafia? ¿O sea, que nos pasamos toda la vida dejando claro que compartir archivos es muy beneficioso para el artista y éstos aún no se han enterado? Pero bueno, ¿es que los terroristas no leen a David Bravo?

En fin, desde este blog intentamos ser solidarios con todo aquel que necesita nuestra ayuda, de modo que, así como los gobiernos ayudan a los bancos, aquí van una serie de consejos para que las organizaciones terroristas de todo el mundo puedan ajustarse a la crisis sin renunciar a su reino del terror. Eso sí, gastando menos. Diez consejos para ser terrorista en tiempos de crisis:

1.- ¿Qué es eso de pegar tiros en la nuca? ¿Qué es eso de ir por detrás? ¿Es que quieres que te pillen, idiota? Consejo para la próxima vez: enviar un paquete a la víctima:

Estimado y odiado Fulanito de Tal (que rima con concejal):

Adjunto le enviamos pistola y una bala para que usted mismo se dispare. Por favor, no sea zopenco y no falle, que no está la cosa para desperdiciar balas. Antes de pegarse el tiro, remítanos de vuelta el sobre, no sea que haya huellas o algo. También le agradeceríamos que antes de apretar el gatillo llame a la Policía y diga: "¡Socorro, ETA me quiere matar!". Así no cabría duda de que hemos sido nosotros y en la conversación teléfonica se oiría el disparo de fondo y los sesos esparcidos. Quedaría guapo, ¿que no?

2.- Quemar autobuses está pasado de moda. Mejor pagar un ticket pero pasar a un amigo por debajo de la palanca sin que se dé cuenta el conductor. Eso es luchar contra el estado opresor y lo demás son tonterías.

3.- Deja de quemar cajeros automáticos, I-DIO-TA, y dedícate a robar el dinero de dentro. Hay que ser pánfilo...

4.- Acercarse a un portal, tocar todos los timbres con la mano y salir corriendo.

5.- Que Iñaki de Juana Chaos coma menos, que ya está echando tripita.

6.- Nada de reventar negocios a cambio del impuesto revolucionario. A partir de ahora, robaréis cobre y seréis vigilantes de obra. Oye, a los gitanos les va bien.

7.- ¿Qué tontería es ésa de los coches bomba? Para terroristas ricachones vale, pero vosotros sois obreros oprimidos por el sistema (o algo así). A partir de ahora, éste será el nuevo código de actuación.

1.- Acudir a las cercanías de un cuartel de la Guardia Civil.

2.- Acercarse sigilosamente a la puerta con un globo hinchado.

3.- Hacer explotar el globo con el pincho de un compás de tu hijo abertzale.

4.- Descojonarse de la risa con el susto que se llevará el picoleto que esté vigilando.

(En caso de no disponer de globo, se puede hacer el ruido con la boca


8.- Llevar a Josu Ternera (o alguien que no tenga un cáncer terminal) a 'El juego de tu vida': "¿Ha negociado alguna vez con el Estado español?"; "¿Es cierto que es usted gangoso y en realidad entró en ETA porque la organización le daba 100 euros cada vez que pronunciaba Euskal Herria para descojonarse de la risa?"

9.- Enseñar a las juventudes etarras a plantar su propia marihuana. Así gastarán menos en hachís y podrán contribuir a la causa libertaria.

10.- Llevar a Leire López al concurso del aumento de pecho y quedarse con los 4.500 euros para cambiarse las caras. ¡Ah no, calla, que ellos lo que hacen es dejarse barba y teñirse el pelo! Uuuhhh, seguro que así no os pillan en la vida, ¿eh?

Y de regalo...

11. Quitarle el almuerzo a un chiquillo en el recreo. ¡Maldito español fascista, dame tu mortadela!

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