Los políticos saben controlar muy buen los tiempos a la hora de tomar según qué decisiones y saben qué día es mejor para hacer según qué cosas.

Allá por mayo asistimos a los lunes negros de Rajoy. Sus enemigos dentro del partido saben perfectamente que una noticia dura más si se produce un lunes, ya que se alarga durante toda la semana. Una noticia dada un viernes pierde casi todo su valor el domingo, cuando se formatea todo.

Del mismo modo que se aprovechan unos días para dar las noticias que interesan, las que no interesan tanto se reservan para días más escondidos. Y si son festivos, mejor. ¿Por qué? Por dos motivos: primero, porque los ciudadanos están apagados los días festivos y no quieren saber nada de política en vacaciones. Segundo, porque así pillas también a los medios en cuadro y sin poder hacer una cobertura que merezca la pena.

Un primer ejemplo (aunque hay muchos anteriores) lo encontramos en el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, que anunció un cambio en su Gobierno y una reducción de consejerías el domingo 31 de agosto.

Unos meses más tarde nos encontramos con que Esperanza Aguirre da carpetazo a la Comisión de Investigación de la trama corrupta del PP y el propio Rajoy da también por finalizada la investigación interna. ¿Cuándo lo hicieron? En pleno puente de San José.

Ahora, en plena Semana Santa, Zapatero anuncia cambios en el Gobierno. La verdad es que prefería hacerlo tras las elecciones europeas, para que además la crisis de Gobierno no le fastidiase la foto con Obama. No obstante, las continuas filtraciones han hecho que Zapatero adelante la decisión y la haga pública en una semana festiva.

¿Qué sorpresa nos deparará el puente de mayo?