Zapatero estrena Gobierno y es un buen momento para analizar despacio los cambios:

- Sale Pedro Solbes y entra Elena Salgado. Lo de Solbes, ese santo varón, se veía venir desde hace tiempo. La crisis ha podido con él. Aunque... ¿seguro que ha sido la crisis? ¿No habrán sido más los desvaríos de sus compañeros al gastar un dinero necesario de forma irresponsable y sus infructuosos intentos de frenar estos derroches? Sea como fuere, lo cierto es que Solbes andaba ya en coma desde hace bastante tiempo; sólo había que concretar la hora en que lo iban a desconectar.

En su lugar entra Elena Salgado, y hay que preguntarse si esto es bueno o malo. Es bastante prematuro intentar adivinar lo que hará un ministro que aún no ha debutado, pero la verdad es que servidor no tiene demasiadas esperanzas en Salgado. Hay ministerios cuyos líderes no tiene por qué ser especialistas en la materia, sino que basta con que sean buenos gestores. Sin embargo, el de Economía no es uno de esos ministerios. El Ministerio de Economía necesita auténticos maestros de la economía que aburran a las ovejas con sus números pero que sepan lo que están haciendo; una de esas personas que sirven para ser ministro de Economía y sólo ministro de Economía. Rodrigo Rato lo fue, Pedro Solbes lo fue... y veremos si lo es Elena Salgado.

- Sale César Antonio Molina y entra Ángeles González-Sinde. Uno de los cambios más llamativos, ya que todo el mundo especulaba con que Cultura se integrase en el Ministerio de Educación. La verdad es que la posible salida de César Antonio Molina del Ministerio podría entenderse como un castigo a sus continuas políticas de amistad con la SGAE, en contra del colectivo internauta (si es que existe ese colectivo) y a favor de la consideración como delito de cosas que no lo son. Sin embargo, va Zapatero y mete a Ángeles González-Sinde, la presidenta de la Academia del Cine, que en la pasada gala de los Goya ya brilló con luz propia merced a su discurso. Así pues, parece que la salida de Molina no estaba provocada por sus políticas amiguistas, sino quizá, como indica Elmundo.es, por no sacar adelante la nueva Ley del Cine, un hecho que provocó que algunos productores y directores de cine lo calificasen de "incompetente" y "nefasto" en sus narices. Parece, además, un poco sectario esto de que se haga cargo del Ministerio de Cultura una persona del sector más amigo de Zapatero, más aún cuando ignoramos los conocimientos que tendrá González-Sinde del resto de las facetas culturales de las que tendrá que encargarse.

Por lo pronto, ya se ha ganado las críticas anticipadas de mucha gente (1 y 2) y parece que su nombramiento continúa la (inexistente) política cultural de Zapatero, basada más en prohibir cosas que en fomentarlas. Pensábamos que las directrices seguidas por César Antonio Molina no podían ser más agresivas, pero pronto nos daremos cuenta de que sí.

- Entra Manuel Chaves. He de reconocer que este cambio es el que peor estómago me ha dejado. Y es que siempre he sido partidario de que los gobiernos vayan cambiando de caras. la vida al frente de un ministerio acaba por desgastar mucho a un político, y la llegada de nuevos tiempos está ligada a la imperiosa necesidad de que lleguen también nuevas caras que aporten un poco de frescura. Sin embargo, Manuel Chaves es a la frescura lo que George Bush a Schopenhauer: un escalón demasiado bajo. Y es que no parece muy normal que, en tiempos de necesidad de caras nuevas, se recurra a una persona a la que nadie ha recurrido para el Gobierno central pese a su larguísima trayectoria en la política y como una de las figuras destacadas del partido en el país. Hace poco se comentaba que, con esta reforma ministerial, Zapatero quería quitarse a los pesos antiguos del partido. Pues poner a Chaves de ministro es algo tan rancio que su nuevo ministerio olerá a cerrado y a viejo durante muchos años.

Ayer decía Rajoy en privado: "Poner a Chaves es un poco de broma". Pues eso.

- Sale Magdalena Álvarez y entra Pepe Blanco. Y si poner a Chaves es un poco de broma, lo de no haber echado a Magdalena Álvarez tras las elecciones de 2008 sí que fue una tomadura de pelo por parte de Zapatero. Y es que la ya ex ministra de Fomento vivió unos meses en los que no sólo coleccionó obras desastrosas, sino que además demostró unas formas y una incapacidad absoluta. Quizá tuvo mala suerte, pero lo que estaba claro es que Magdalena Álvarez tenía que salir del Gobierno cuanto antes. Y mucho ha tardado. En cuanto a su sustituto, Pepe Blanco, la verdad es que un servidor se había acostumbrado a verlo en plan portavoz, en plan azote del PP con sus declaraciones agresivas, como Zaplana en sus buenos tiempos, pero a la inversa. Veremos qué tal lo hace como ministro de Fomento, un cargo en el que tendrá que usar menos la boca y más la cabeza.

- Entran Ángel Gabilondo y Trinidad Jiménez. De estos dos nuevos ministros no voy a decir mucho porque, sinceramente, no tengo demasiado que decir, básicamente por desconocimiento. Gabilondo entra para intervenir en el asunto de Bolonia y evitar el desmadre estudiantil, algo que demuestra que Zapatero, como todos sus antecesores, hace tiempo que tiró la toalla en eso de intentar que la educación básica en España mejor un ápice. En cuanto a Trinidad Jiménez, podría aportar un poco de frescura al asunto sanitario, aunque a día de hoy éste es un ministerio sin apenas competencias.


En definitiva, estamos viendo cómo Zapatero se ha planteado un nuevo Gobierno centrado en la economía y que en varios de sus cambios no parece estar dispuesto a abordar temas globales (la cultura, la educación), sino asuntos concretos (el cine, el Plan Bolonia...).

Veremos qué tal le sienta esto a los defenestrados.