Hace unos días me encontraba con la sensacional viñeta de El Roto que acompaña a este texto. En ella, el dibujante sugiere que, ante la terrible caída de los ingresos publicitarios de los diarios, empiecen a cobrar a los partidos por la propaganda que les hacen a diario.

Una gran propuesta, sin duda, aunque bastante desfasada. ¿Por qué está desfasado eso de proponr cobrar por la propaganda? Simple y llanamente porque eso ya se hace y los partidos políticos ya pagan a los medios y por decir aquello de érase-un-medio-a-un-partido-pegado.

Obviamente, las cantidades de dinero no llegan desde los partidos, sino desde las instituciones que presiden estos partidos. Ayuntamientos, Diputaciones, Comunidades Autónomas... todas las instituciones suelen dejarse un pico a principios de año en forma de convenios/subvenciones a los medios de comunicación. Sin embargo, no es aquí donde se produce un mayor desembolso, sino que el auténtico pastizal suele llegar en la publicidad que las instituciones pagan a los medios por un precio muy superior al que pagaría cualquier otro cliente. Así se aseguran que el medio se pensará dos veces eso de criticarles, no sea que le quiten una publicidad que ningún otro cliente pagaría tan cara.

Alguno podrá decir que esto no es propaganda de los partidos, sino de las instituciones, y en principio podría verse así. Sin embargo, una institución no es sólo el partido que la gobierna, sino también el de la oposición, que forma parte de todos los Plenos. Y lo cierto es que cuando una institución paga a un medio para que sean sus perritos falderos no lo hace para que cubran al partido que gobierna y al que está en la oposición (que también forma parte de la institución), sino sólo al que gobierna.

Y si esto no es propaganda, que venga Chomsky y lo vea.