No sabemos qué le habrá hecho José María Barreda -presidente de Castilla-La Mancha- a los sindicatos, pero éstos le acaban de lanzar un rapapolvo de padre y muy señor mío.

Recientemente ha salido a la luz un durísimo documento elaborado por la Junta de Personal de los Servicios Centrales de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y ratificado, según aseguran en Periodista Digital, por los sindicatos CCOO, UGT, USO, CSI-CSIF y STAS. El documento, como decimos, es un durísimo ataque hacia el presidente Barreda, al que acusan no sólo de mantener su altísimo sueldo de manera injustificada, sino, además, de recurrir al enchufismo, de recolocar a políticos supuestamente jubilados subiéndoles incluso el sueldo, de aceptar regalos, de asignar altos cargos a dedo...

Éstos son algunos de los puntos de queja de los sindicatos (como vemos, tampoco se libra la oposición):

- José María Barreda, Presidente de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, viene incumpliendo sistemáticamente su palabra para justificar su elevado sueldo o aclarar el destino de sus honorarios.

- Se recoloca, en puestos en algunas ocasiones mejor remunerados, a los cesados, con el populista argumento de la reestructuración para reducir gastos, que evidentemente no suponen ahorro alguno a las arcas públicas.

- La oposición y los grupos políticos guardan un preocupante silencio en torno a estos temas, en lo que parece un gran pacto de carácter económico, muy alejado de las verdaderas preocupaciones que afectan a los castellano-manchegos.

- Se argumenta la profesionalidad para dar cobertura a muchas contrataciones con elevados sueldos, cuando la realidad es que han sido ellos los que nos han sumido en la actual crisis global y en la más que probable desaparición de Caja Castilla La Mancha, emblema regional, tal y como la conocemos.

- La creación de Fundaciones, Sociedades Públicas y Empresas creadas a la sombra de organismo públicos, sólo buscan la duplicidad de los órganos administrativos, sobresueldos, beneficios personales y vías para escabullirse de los límites legales y la fiscalización y vigilancia de los empleados públicos, que tiene el deber moral de velar por los intereses generales.

- Se guarda un riguroso secreto sobre las gratificaciones concedidas. Se evita hacerlas públicas y, ni siquiera, se incluye tal posibilidad en el articulado de la Ley de Presupuestos.

- Se aceptan regalos sin un registro de los mismos, que en las fechas navideñas se multiplican escandalosamente, sin que nadie conozca su procedencia o su destino final.

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