Si los caminos del Señor son inescrutables, los de un político son menos predecibles aún. Y es que uno nunca sabe cuando un político puede llevar a cabo sus artimañas. Aunque últimamente están optando por un modelo muy claro a la hora de hacer las cosas: hacerlas cuando la gente esté en otras cosas o cuando no tengan nada que hacer, según les convenga la publicidad del asunto en cuestión.

En mayo de 2008 hablábamos de los lunes negros de Rajoy en referencia al exquisito día en que sus enemigos políticos optaban por lanzarle una pulla con toda una semana por delante. Así se hace, sí señor.

Pero cuando no interesa que se sepa lo que uno hace, lo mejor es hacerlo cuando nadie se entere. Es lo que en algunas ocasiones hemos llamado "medidas con festividad y alevosía". El presidente de C-LM, José María Barreda, cambió su gobierno un domingo en plenas vacaciones de agosto de 2008, Esperanza Aguirre dio carpetazo a la Comisión de Investigación de la trama corrupta del PP en el puente de San José de 2009, Zapatero anunció cambios en el Gobierno en plena Semana Santa de 2009 y el Gobierno repitió puente de San José (esta vez en 2010) para aprobar la Ley de Economía Sostenible ('Ley Sinde' incluida).

Y como estos modos nunca cambian, siempre nos los volvemos a encontrar. Ayer, y aprovechando el revuelo por el levantamiento del secreto de sumario en el caso Gürtel, Rita Barberá mandó las excavadoras a El Cabanyal.



¿Alguien se enteró?