La mañana del 26 de mayo de 2009, con el procedimiento penal contra él todavía sobre sus hombros, se personaron en el domicilio familiar de J.C.C. una comisión judicial compuesta por cinco personas, que le informaron de que SGAE había iniciado contra él otro procedimiento judicial más, esta vez en vía civil. Se le notificó en ese acto una voluminosa documentación consistente en la demanda de SGAE, que incluía como prueba un prolijo informe de una conocida empresa de detectives que había investigado su actividad, una orden judicial de depósito de un disco duro y otra que le obligaba al cierre inmediato de las páginas Etmusica y Elitemula.

Abrumado por la situación y la indigerible cantidad de documentación recibida, el demandado llamó al abogado David Bravo, quien le defendía en el asunto penal junto a Javier de la Cueva, para que le asesorara sobre lo que estaba sucediendo y comunicándole que cinco personas se hallaban en el interior de su casa etiquetanto con rotulador todos los discos duros de su vivienda (un total de seis, según consta en acta) y pretendiendo requisarlos.

El letrado solicitó que se le leyera el Auto por teléfono y una vez escuchado su contenido y discutido con una persona que se identificó como procuradora de SGAE, le aconsejó al demandado que se negara a la entrega del material y solicitase a esas cinco personas del Juzgado el inmediato desalojo del domicilio dado que en la resolución no existía autorización alguna para entrar en la vivienda ni mucho menos para requisar los discos duros que se hallasen en la misma.

Poco después el demandado confirmó a su abogado que expulsó a las cinco personas de su casa y que voluntariamente entregó uno sólo de los discos duros elegido por él para cumplir de forma estricta lo ordenado en el Auto, que era únicamente la entrega al juzgado por parte del demandado del disco duro del ordenador desde el que administraba sus webs.

Para quien siga pensando que la SGAE es una organización piadosa que sólo defiende a los autores de la mejor manera posible y con la legalidad bajo el brazo, que lea el relato de este procedimiento. Un procedimiento en el que, por cierto, la SGAE acudía como demandante y acabó siendo la única sancionada.