Un domingo de finales de octubre este redactor cogió un avión a Barcelona desde el aeropuerto de Ciudad Real. A pesar de estar abierto desde diciembre de 2008, y de que este periodista es ciudadrealeño, nunca había volado desde este aeropuerto, cuyas perspectivas se han hundido en un fracaso total y una fantasmagórica quiebra. Hasta el momento, han pasado por él tres compañías (Air Nostrum, Air Berlín y Ryanair) y tres destinos (Barcelona, Palma y Londres). Todos ellos han desaparecido. Ya sólo queda Vueling, que a finales del mes pasado comenzó su oferta a Barcelona y París con seis salidas semanales, todo ello en un aeropuerto anunciado como privado pero cuya única aerolínea sobrevive gracias a una millonaria subvención que le ha dado el Gobierno de Castilla-La Mancha.

El aeropuerto está a 10 km de Ciudad Real, con lo que el viaje en autobús es ideal para llegar hasta allí, aunque sólo esté disponible los días de vuelo. No obstante, la travesía puede complicarse porque la web del aeropuerto sólo incluye los horarios adaptados a los antiguos vuelos de Ryanair, no a los nuevos de Vueling. De hecho, a día de hoy siguen sin aparecer los nuevos horarios. Cuando este corresponsal llamó al aeropuerto recibió esta respuesta: “Sabemos que hay autobuses, pero no sabemos a qué horas; llama mejor a la compañía de autobuses”. Llamada a la compañía: “Puf, pues autobuses hay, pero del horario ni idea; eso que te lo digan en el aeropuerto”. Finalmente, un amigo ofrece su coche para el viaje.

Lunes, 1 de noviembre. De camino al aeropuerto sólo hay una soledad que se hace aún más evidente al vislumbrar un aparcamiento prácticamente vacío, tan sólo adornado por una lujosa limusina que debe de llevar allí aparcada desde tiempos inmemoriales. Únicamente se ven coches de medios de comunicación, que han venido a cubrir el aterrizaje y despegue del primer avión de Vueling a Barcelona. Dentro del aeropuerto el silencio es sepulcral. En la planta baja no hay ni una sola persona, solo alguna oficina de alquiler de coches y de otros servicios, todas cerradas. Ni una mosca en los cerca de 200 metros que hay de izquierda a derecha. Ese día sólo sale un vuelo.

Cuando eres periodista intentas rentabilizar y aprovechar incluso tus viajes (sobre todo si eres freelance). De este modo, y aprovechando que a principios de este mes cogí mi primer avión desde el Aeropuerto de Ciudad Real, aproveché para hacer una panorámica de campo que ayer publicó El Confidencial.

P.D.: La frase inicial que dice "Un domingo de finales de octubre este redactor cogió un avión a Barcelona desde el aeropuerto de Ciudad Real" es una errata del periódico fruto del cambio de formato que aplicaron al reportaje que mandé. Ya he pedido que lo modifiquen.