"Hay artistas que están cobrando dos o tres veces lo que en Francia o Alemania, que pagaban el doble. Hemos superado hasta a Japón. Hacemos el gilipollas, los agentes flipan", dice José Morán, que asegura que ninguno de los artistas del FIB ha cobrado más de 400.000 euros por un concierto. No está mal para Leonard Cohen, pero no es nada comparado con otros números. Neil Young, por actuar en el Rock in Rio, rondará el millón de euros. Por Amy Winehouse (en la lista negra de las aseguradoras por su capacidad para suspender conciertos junto a Morrissey, Babyshambles o Whitney Houston) se ha pagado un mínimo de 550.000. Rage Against The Machine ha costado entre 600.000 y 800.000. Hasta las bandas más pequeñas sacan tajada. El caché de Breeders, que cobraba 25.000 euros, anda por 100.000. "Llevamos dos o tres años así. Desde la llegada del Summercase, que es quien rompe el mercado", señala Morán.

Mucho, mucho, pero que mucho más en este interesantísimo reportaje (que tiene ya su tiempo pero servidor no lo había visto) sobre la guerra de festivales. Visto en el Festiforo.

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