Hace algo más de un mes os traíamos por aquí un reportaje en el que el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Castilla-La Mancha Enrique Viaña nos hablaba sobre la crisis y sobre sus posibles soluciones. Viaña lamentaba que en los últimos años se haya perdido la figura del empresario emprendedor desbordado por su creatividad, en favor de una imagen de empresarios acomodaticios y que solucionan todo a base de talonario y despidos a discreción. Sin embargo, ahora que -parece- han llegado las vacas flacas a nuestra economía, Viaña se mostraba medianamente optimista y esperaba que, ante la crisis, las empresas dejasen de poner en la calle a todo Cristo y resurgiera la figura del empresario imaginativo y emprendedor que, frente a la falta de capital, pone su talento al servicio de sus intereses empresariales. Por suerte (o no), hay gente que recoge ese testigo.

El ejemplo de hoy lo traemos del periódico 20minutos.es. Este diario, como casi todos sabemos, tiene una gran ventaja y un grandísimo inconveniente:

1.- La gran ventaja: 20minutos.es es un diario reflejo de lo que debe ser la inmediatez informativa y ha sido uno de los precursores del periodismo ciudadano y de la interacción con sus lectores. Además, al ser un periódico digital (y cuyo formato físico no conlleva un gran coste), no depende tanto de las instituciones públicas, con lo que su no-partidismo es toda una ventaja en sí mismo.

2.- El grandísimo inconveniente: lo bueno de este periódico también puede ser lo malo. Al margen del dudoso interés de algunas de sus noticias (Cómo saber si tu gato quiere matarte, Los pedos ayudan a prevenir la hipertensión...), en 20minutos.es tienen un pecado mucho mayor: y es que la fiebre de la última hora que se apodera de este diario hace que un grandísimo número de noticias contengan erratas, faltas de ortografía o meteduras de pata totalmente garrafales. La prisa con la que los redactores de 20minutos.es editan las noticias y las suben a la web es inversamente proporcional a la calidad de estas ediciones.

Ante este segundo error, los comentarios en muchas noticias siempre iban por el mismo lado: "menudos becarios que tenéis", "¿ya habéis puesto al becario otra vez?", "cómo se nota que es verano y las noticias las redactan los becarios", etc. He de confesar que estas apreciaciones me sientan especialmente mal, ya que, además de ser gratuitas, no tienen por qué corresponderse, en absoluto, con la realidad. Esto de presuponer que un licenciadito en periodismo va a redactar y/o editar una noticia sin cometer ni una sola falta o sin cagarla es muy bonito (sobre todo para el ego de los redactores), pero estas apreciaciones a veces son demasiado generosas con algunos profesionales que -en ocasiones- no llegan a la altura de los zapatos a los becarios. Obviamente, esta apreciación es una generalidad absoluta, pero he de reconocer que siempre me ha cabreado que cuando algo sale mal en cualquier tipo de empresa, por defecto se le eche la bronca al becario.

La gente de 20minutos.es siempre ha sido totalmente consciente de esa obsesión de sus lectores por culpar de todo "al becario", ese ser analfabeto y enchufado que no da pie con bola en la redacción del periódico. Por ello, hace poco el diario dio una magistral clase de humor inteligente (y porculero):

Después de mucho tiempo he decidido dar el paso y enfrentarme a todos mis detractores. Eso sí, a mi estilo, sin dar la cara. Tampoco creáis que voy a ser tan tonto.

A partir de ahora podréis insultarme directamente, sin rodeos, pero os obligaré también a compartir conmigo momentos inolvidables.

En efecto, ¡20minutos.es le ha hecho un blog al becario! Ese ser oculto, que nadie conoce pero al que todo el mundo culpabiliza, ha tomado forma semi-humana y ahora tiene uno de los blogs más curiosos de este portal. No hay que pensar mucho para darse cuenta que la gente de 20minutos.es se habrá descojonado durante meses de esa psicótica obsesión de sus lectores por criticar hasta la muerte a un becario que probablemente ni siquiera existía. Con esto, 20minutos.es ha aprovechado mejor que nadie sus errores, se ahorrado un pastizal en contratar a un bloguero y se ha dedicado a coger su mayor defecto y ponerlo al servicio de un blog que cada día recibe más visitas y más comentarios.

Una buena forma de sacar provecho de tus incompetencias, a la par que te descojonas de todos tus detractores en su propia cara.

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