"¿Quieres que te saque a hostias?"

El joven protagonista de El ángulo oscuro, la última novela de Luisa Etxenike, ha entrado en el local de Batasuna de la parte vieja de San Sebastián con la intención de reivindicar a su padre, asesinado por ETA unos días antes. Martín, ése es el nombre del personaje, decide encararse con los amigos de los terroristas después de rumiar largamente su dolor y su angustia.

"Éste es el bar de ellos, los que no lamentan la muerte de mi padre; todo lo contrario, los que se alegran de que lo hayan asesinado. Seguro que han brindado aquí mismo. (...) Presoak etxera, "los presos a casa", escrito en las paredes. (...) Euskadi ya no es casa para mí. Y ahora ¿a qué clase de casa huérfana voy a volver? Presoak kalera. Escrito en esta lengua, que también es la mía; y no quiero quererla. No puedo quererla, porque no quiero parecerme a ellos en nada. Anudado el euskera en mi garganta; ahogado en la garganta. No quiero parecerme".

Martín explica más adelante a su novia que decidió entrar en la sede-bar de Batasuna para hacer algo diferente. "Para que no parezca que no ha pasado nada, que todo puede seguir igual ahora que ya nada va a ser igual. Quería que ellos lo supieran. (...) Y también he entrado ahí para que sepan que no soy un cobarde, que no les tengo miedo".

Más en este reportaje de José Luis Barbería en El País.