Llevamos un par de días hablando de los seis despidos en El Día de Ciudad Real y el comunicado que la Asociación de Periodistas de Ciudad Real emitió ayer. Al respecto de estos dos asuntos (sobre todo del primero) me gustaría comentar varias cosas:

1.- Es triste tener que despedir a trabajadores, pero más triste aún es que se eche a trabajadores que llevan en la empresa antes incluso de que naciese El Día de Ciudad Real. También da que pensar que a estos trabajadores se les diga que se les despide porque no hay dinero para pagarles, pero apenas unas semanas antes se contrate a una directora o directora adjunta, un cargo que permanecía desocupado desde hacía años y cuyo sueldo no será nada desdeñable. Y si encima a los trabajadores despedidos se les cuenta que la persona contratada en tiempos de crisis es familia del máximo accionista del periódico, supongo que el cabreo ya será considerable.

2.- Es triste tener que echar a trabajadores, pero parece preocupante (o cuanto menos llamativo) que siempre 'pague los platos rotos' la sección de redacción y que haya casi más altos cargos que empleados 'rasos'. También es triste que un periódico tenga que salir a la calle sin redactores en ninguna localidad de la provincia.

3.- Es triste tener que echar a trabajadores, pero más triste aún es echar a un trabajador que además consiguió a otro trabajador para la empresa. Y peor aún es que el trabajo del empleado despedido lo haga otra persona de la redacción totalmente gratis. ¿Qué habría pasado si esta persona no hubiese querido hacer ese trabajo gratis? ¿También se le habría despedido?

4.- Es triste tener que echar a trabajadores, pero más triste es que el periódico se plantee hacer un mínimo de gastos extra que hasta el momento nunca se habían hecho. Es un verdadero insulto a la dignidad de los trabajadores despedidos.

5.- Es triste tener que echar a trabajadores, pero más triste es que no se lleve bien las legítimas críticas por parte de los que se quedan y que encima se les culpe de crear un clima negativo en la empresa. Eso de hacer algo mal pero intentar que se sientan culpables las propias víctimas de tus malos actos es muy típico en según qué clase de personas. Quizá cabría preguntarse qué clase de clima se crea despidiendo a la gente de según qué manera y contratando a otros de forma totalmente aleatoria y que degrada a los trabajadores y cambia las jerarquías de cargos en la empresa de un día para otro. Sí, seguro que eso contribuye a crear un ambiente cojonudo.

6.- Es triste tener que echar a trabajadores, pero más triste es que se les exija nada cuando ni siquiera se les ha pagado el sueldo de enero. Al respecto de los sueldos y los plazos de cobro, creo que los ex trabajadores de Metro y los trabajadores de una cadena local de TV de Ciudad Real podrían decir varias cosas.

7.- Es triste tener que echar a los trabajadores, pero más triste es intentar hacer un chantaje emocional a los que se quedan y acusarlos de no sentirse parte de la empresa. El periódico sale cada día, principalmente, gracias a los redactores que escriben y maquetan artículos. Conviene recordar que los artículos no son esos espacios que quedan libres entre la publicidad.

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8.- En cuanto al comunicado de la APCR, la verdad es que me parece acojonante, atrevido y tremendamente meritorio. Lástima que lo acojonante, atrevido y tremendamente meritorio se venga abajo cuando pienso que es un comunicado que llega acojonantemente, atrevidamente y tremendamente tarde. Y no hablo por mi caso, ojo. No habría estado mal que ese comunicado hubiese llegado con el cierre de Metro o con los muchos despidos y reducciones de jornada que está habiendo en toda la provincia. En ningún caso quiero pensar que este comunicado obedece a que se han tocado intereses personales, pero la verdad es que así lo parece.

Cuando los nazis vinieron por los comunistas / me quedé callado; / yo no era comunista. / Cuando encerraron a los socialdemócratas / permanecí en silencio; / yo no era socialdemócrata. / Cuando llegaron por los sindicalistas / no dije nada; / yo no era sindicalista. / Cuando vinieron por los judíos / No pronuncié palabra; / yo no era judío. / Cuando vinieron por mí / no quedaba nadie para decir algo.

Martin Niemoeller

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P.D.: En este artículo me he referido a la persona que ha sido recientemente contratada por El Día. Conviene aclarar que ni tengo nada en contra de esa persona (lógicamente) ni he hablado de su trabajo ni de su eficiencia, ya que es algo que desconozco, al no haber trabajado nunca con ella. Quiero que quede claro que en ningún caso estoy poniendo en duda ni su valor ni su profesionalidad; lo que critico son los movimientos y actuaciones que han rodeado su contratación. En ningún caso las lanzas van para ella.

P.D.2: También he hablado de la Asociación de la Prensa. Como no podía ser de otra manera, cualquier miembro queda totalmente invitado a participar en el blog y defender su postura. Wences, Jose, Tomás, Juan Carlos... invitados quedáis.

P.D.3: Por lo que parece, mi ex gerente, Carmen García de la Torre, ya no trabaja en El Día de Ciudad Real, lo que me hace pensar que, cuando finalmente se querelle contra mí (como advertía en la demanda de conciliación), no lo hará con la representación de los abogados de la asesoría jurídica de Antonio Díaz de Mera. A no ser que los contrate por su propia cuenta y gasto.

P.D.4: Antes de que alguien me acuse de opinar y "hacer tanto daño al periódico" (literal) cuando fui casi el último mono en llegar, me gustaría aclarar que no me parece muy loable eso de evaluar el grado del compromiso con una empresa en función del tiempo que se esté en ella. El grado de compromiso de una persona con una empresa sólo lo conoce esa persona, y acusarme de querer hacer daño al periódico es algo tan burdo como propio de alguien que no haya trabajado conmigo en el día a día.