Una vez más, Unión, Progreso y Democracia (UPyD) ha pegado un gran salto. Ya lo hizo en las últimas elecciones generales, consiguiéndole un escaño a Rosa Díez en el Congreso de los Diputados, y también lo hizo en las últimas elecciones vascas, llevando a Gorka Maneiro a la Cámara Vasca.

En las elecciones europeas, UPyD no ha conseguido ser la tercera fuerza política en España, como decía pretender. No obstante, el panorama ha dejado muy claro que el partido no tardará demasiado en conseguir este objetivo. UPyD ha sido la tercera fuerza más votada nada menos que en 32 capitales de provincia (entre ellas Madrid). A nivel regional, varias han sido también las Comunidades Autónomas que completan el podio con el partido de Rosa Díez. Entre ellas Castilla-La Mancha, donde han quedado terceros en las cinco capitales de provincia.

Esto nos trae un futuro bastante interesante si tenemos en cuenta la idiosincrasia de este partido, ya que cuentan con pocos votos, pero su margen de electorado es el más amplio que se recuerda en muchísimos años. Y es que en UPyD hay tanto ex votantes del PP como ex votantes del PSOE, la mayoría de ellos hartos del bipartidismo o del caciquismo imperante en sus partidos. A día de hoy, aún no se ha resuelto ese enfermizo dilema de si UPyD es de izquierdas o de derechas, y a casi nadie parece importarle, excepto a sus detractores. Sea como fuere, lo cierto es que este partido se está llevando votos a un ritmo tan acelerado para ellos como preocupante para sus rivales.

Así, nos encontramos ante un nuevo juez electoral. Antes el juez electoral era Izquierda Unida, aunque la ecuación era sencilla: si IU se unía al PSOE, gobernaba el PSOE; si no, gobernaba el PP. Eran acuerdos cerrados; Izquierda Unida se aliaba siempre con el PSOE, no sabemos si por verdadera coincidencia política o por imposición ideológica. Lo cierto es que -por el momento- UPyD no parece casarse con nadie y, en apenas dos añitos de vida, ya ha sabido ganarse el acojone de sus rivales políticos y el interesado desprecio de algunos medios de comunicación. Pero antes o después los votos de UPyD serán necesarios en varias ciudades de España y sus alianzas se intentarán comprar a precio de oro.

Ni siquiera entonces tendremos claro quién será su compañero de baile. El futuro nos lo dirá.