En 2008, Armando Rodríguez investigaba sobre las conexiones del narcotráfico y los cargos gubernamentales en Ciudad Juárez con un trabajo periodístico que bien valía un premio pero, a cambio, un sicario le tiroteó en la puerta de su casa a los ojos de su hija. El periodista era un personaje incómodo para los narcos y los políticos corruptos mexicanos. Le habían amenazado, pero Armando siguió trabajando hasta que los protagonistas de sus investigaciones decidieron acabar con él.

La historia de Armando Rodríguez es la historia de decenas de periodistas. Reporteros que intentan ejercer su trabajo pero acaban con un disparo por la espalda. En los casos más afortunados, los profesionales de la información acaban entre rejas. En el Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se celebra hoy, el barómetro de Reporteros Sin Fronteras (RSF) señala que en lo que va de año han muerto nueve periodistas mientras que 165 han sido encarcelados. También recoge que al menos 120 personas han sido detenidas por informar a través de Internet, que se ha convertido en un medio cada día más vigilado por las autoridades en países como Irán, Rusia o Cuba.

Más en este artículo de El País.

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