Decenas de curiosos, en organizada formación, observan el baño de una niña. El pais que permanece impasible ante un inmigrante si agoniza en la arena de la playa, se mantiene de pie durante horas, bajo un sol de justicia que cae a plomo, para atisbar fugazmente a la hija de los Obama. Si hay gesto se sentirán bien pagados: “son tan sencillos” -dirán-, si no lo hay, no habrá ni decepción. Es la España efímera de Julián Muñoz, del chascarrillo de chiringuito a golpe de sol y sombra.

Y es Estepona, junto a Marbella, sí. El lugar en el que la Demarcación de Costas ha autorizado cerrar 45 metros de playa para que Sasha respire oxígeno. Un acierto a la vista de las patéticas imágenes, aunque toda una excepción a la norma democrática.

Algo más en estos apuntes de Fernando Berlín (que son bastante interesantes más allá de que llame "catetos" a la gente).